Bosque Seco Tropical: un ecosistema que resiste
El Bosque Seco Tropical (Bs-T) es uno de los ecosistemas más singulares y amenazados de…
El Bosque Seco Tropical (Bs-T) es uno de los ecosistemas más singulares y amenazados de Colombia. Aunque a simple vista parece árido, esconde una gran diversidad de vida: árboles que pierden sus hojas para sobrevivir a la sequía, suelos que retienen la poca humedad y una fauna perfectamente adaptada al calor extremo. En Colombia se encuentra en seis regiones: el Caribe, los valles interandinos de los ríos Cauca y Magdalena, la región NorAndina en Santander y Norte de Santander, el valle del Patía, Arauca y Vichada en los Llanos. Además de su riqueza biológica con miles de especies, muchas de ellas endémicas, el Bosque Seco cumple funciones esenciales como la regulación del clima local, la conservación del agua y la captura de carbono, pilares para el equilibrio ambiental del país.

Este bioma llegó a cubrir más del 40 % de las zonas tropicales del planeta, siendo incluso más extenso que las selvas húmedas, sabanas o desiertos. Sin embargo, hoy es apenas una fracción de lo que fue. Según el Instituto de Investigaciones Biológicas Alexander von Humboldt (IAvH), en Colombia de los más de nueve millones de hectáreas originales del Bosque Seco Tropical, solo sobrevive alrededor del 8 %. La expansión agrícola, la ganadería y los incendios han fragmentado su paisaje y degradado el suelo, mientras que menos del 5 % de su superficie cuenta con algún tipo de protección legal, poniendo en riesgo su equilibrio ecológico y la biodiversidad que alberga.
Frente a esta crisis, Colombia ha empezado a implementar medidas para revertir la tendencia de pérdida, a partir de propuestas que buscan articular esfuerzos institucionales, fortalecer la investigación y restaurar áreas degradadas. Se han identificado más de tres millones de hectáreas con potencial de recuperación y se están promoviendo proyectos que combinan ciencia, restauración ecológica y participación comunitaria. Un ejemplo es el proyecto El Quimbo, que busca restaurar más de 11.000 hectáreas en el alto Magdalena. Las estrategias incluyen la reforestación con especies nativas, la regeneración natural asistida, el manejo sostenible del territorio y la creación de corredores biológicos que reconecten fragmentos aislados de bosque.

La conservación del bosque seco tropical no se trata únicamente de proteger lo poco que queda, sino de devolverle la funcionalidad ecológica a un ecosistema vital para el equilibrio ambiental del país. Involucrar a las comunidades locales es esencial: su conocimiento tradicional y su relación con el territorio permiten diseñar soluciones sostenibles y duraderas. Restaurar el bosque seco significa mejorar la seguridad hídrica, conservar especies únicas, mitigar los efectos del cambio climático y fortalecer el bienestar de las poblaciones que dependen de estos recursos. El Bosque Seco Tropical es un símbolo de resistencia, pero también un llamado urgente a la acción colectiva.
